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“Quien sirve desinteresadamente, reina.” Testimonio de matrimonio voluntario

Nuestro voluntariado en Casa de Alianza

Por Siria Luz Hinojosa y Víctor Manuel Fichtl


“Quien sirve desinteresadamente, reina.” J. Kentenich


A petición del Padre Joselo tuvimos la fortuna de participar como voluntarios, durante 15 días, cocinando para 20 jóvenes de la Escuela de Jefes 2022 en la Casa de Alianza, en Vallendar.



En cuanto aceptamos, nos dimos cuenta del reto que significaba para nosotros, ya que nunca habíamos hecho algo similar, además de que íbamos a estar fuera de nuestra casa tantos días. Pero llegó el día y, nada más al atravesar la puerta de entrada de la Casa de Alianza, nos sentimos bien recibidos, acogidos con mucho amor y respeto. Durante nuestra estancia se presentaron algunos retos: el primero: varios de los jóvenes se contagiaron de Covid, así que eso no nos permitió tener la convivencia que creíamos que se daría, ya que por nuestra seguridad tuvimos que aislarnos. Otro de los retos fue el planear los menús para cada día: almuerzo y comida.Como dice una frase del Padre Kentenich: “Ser hijo de la Providencia significa estar convencido de que cada situación, alegría, sufrimiento, desilusión… es una parte esencial del plan de la omnipotencia, de la sabiduría y el amor de Dios.”

Descubrimos que hacer servicio voluntario es algo muy gratificante, ya que todos los días nos sentíamos llenos de energía y ánimo, más al escuchar las palabras de los jóvenes que nos decían que nuestra comida les recordaba a sus hogares. Y aquí podemos recordar esta frase del Padre Kentenich: “El Espíritu de la familia no pregunta: ¿qué recibo yo? Sólo vive del pensamiento: ¿qué puedo y debo regalar?”

Todos los días estuvieron llenos de emociones, cada día lo empezábamos planeando qué íbamos a hacer, cómo y con qué, adaptándonos a los utensilios que hay en la cocina de la Casa.

Fue gratificante escuchar durante las noches a los jóvenes dedicarle hermosos cantos a la Mater, nos llenaban de energía después de una larga jornada.

Esta experiencia nos hizo crecer como pareja además de que nos reforzó en nuestra fe. Además, al finalizar el voluntariado recibimos un gran regalo: una peregrinación de tres días por los diferentes santuarios de Schönstatt organizada por Siria y Paul. Ahí tuvimos la oportunidad de aprender mucho más de la misión e historia del movimiento schonstatiano, además de conocer y conversar con personas muy interesantes. También debemos agradecer a los jóvenes de la Escuela de Jefes y a los Padres Tommy y Joselo por sus regalos y sus palabras de apoyo al finalizar nuestra labor: nos llenaron de emoción. Sólo nos queda agradecer de todo corazón la oportunidad que nos brindaron. Gracias Ferdinand. Gracias Padre Joselo.

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