Queridos amigos,
¡Muchos saludos y feliz día de Alianza! ¿Qué haría la Mater en tiempos como el que vivimos, tiempo de Corona virus, tiempo de Cuaresma? A ella no le tocó ninguna pandemia, solo la persecución de su Hijo cuando tenía menos de dos años. Y en ese momento se la jugó por la vida de los suyos, igual que José, advertido en sueños. A ella no le tocó cuarentena, pero acompañó a los apóstoles que estaban encerrados, después de la Ascensión de Jesús a los cielos, por miedo a los judíos. Y en ese momento los ayudó a rezar e implorar el Espíritu Santo. A ella no le tocó el vaciamiento de supermercados, farmacias, el desplome de la bolsa ni un frenado de la inversión. Pero vivió toda su vida en un pueblo muy sencillo, con lo justo seguramente, y compartiendo con sus vecinos, como lo hicieron también los familiares de José con ella, cuando tuvo necesidad de alojamiento y cuidados en torno al nacimiento de Jesús en Belén. Al final de su vida terrena, Jesús nos la regaló como Madre para todos los tiempo y en todos los lugares. Por eso a ella podemos decirle en este día de Alianza, las mismas palabras del Padre Kentenich en el campo de concentración de Dachau, en tiempo difíciles:
Cuando consideramos nuestras propias fuerzas
toda esperanza y confianza flaquean;
Madre, a ti extendemos las manos
e imploramos abundantes dones de tu amor.
Aún en las tormentas y en los peligros
guardaras fidelidad perenne
a la alianza que sellaste con nosotros
y que, con tantas gracias, tú has bendecido.
Feliz día de Alianza para todos. Que la Mater nos sonría y regale su amor, porque “un hijo de María nunca perecerá”. Con cariño, P Joselo