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Viviré mi propio orden en medio de un desorden bendito. Reflexión Padre Padilla

El orden es un valor deseable. Es un bien tener el corazón ordenado, la vida en orden y la cabeza bien amueblada. Quiero tener las prioridades claras para que mis actos se correspondan con lo que deseo vivir. Deseo que los amores tengan un orden dentro de mí. Vivir con orden me da paz, mientras que vivir desordenado me la quita. Hay emociones que surgen en el alma sin saber bien de dónde vienen. Surgen y me desordenan por dentro. No sé ponerles nombre, no logro entender lo que siento, lo que me duele, lo que me alegra, lo que me inquieta, lo que me turba.




Los miedos se apoderan de mi alma y me despiertan. Me cuesta saber bien lo que tengo dentro. No sé por qué reacciono de esta manera cuando lo que ha ocurrido no es tan grave. No comprendo ni mi ira, ni mi violencia. No me entiendo cuando la tristeza me invade. Quisiera abrir el alma y descifrar los signos. Empezar a vivir de verdad con paz en el corazón, todo ordenado. Hay un desequilibrio interior que me hace realizar lo que no deseo, y dejar de hacer eso por lo que lucho.


Me encuentro roto de repente sin entender las razones. Quisiera que Dios, con su varita mágica restableciera el orden perdido. Sé que no me importa tanto vivir en un cierto desequilibrio, navegando sobre mares revueltos sin tener todo en orden. No me importa reconocer que no todo está definido en mis prioridades. Lucho por lograr que la asimetría con la que nazco y a la que tiendo sea simétrica. No puedo hacer desaparecer todas las rupturas y grietas que ha dejado en mí el amor vivido, el odio sufrido.



Deseo restablecer la paz perdida. Recuperar el control de mi ánimo. Sólo si Dios deja caer sobre mí su mano acogedora cambia todo. He intentado responder a todas las preguntas que surgen en un mar confuso. Me faltan respuestas, o me sobran preguntas. Me falta orden, o me sobra desorden. Intento conseguir una mirada paciente sobre mí mismo, un amor incondicional que me acepte en mi desorden. No alcanzaré ese orden que sueño. Viviré mi propio orden en medio de un desorden bendito. Y sabré que en el desequilibrio de mi vida, Dios me hace fecundo.



Padre Carlos Padilla

Comunidad Padres de Schoenstatt

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